lunes, 26 de noviembre de 2012
¿Realmente le faltaba un brazo a Miguel de Cervantes?
Miguel de Cervantes es mundialmente conocido por su magnífica obra literaria, entre la que destaca “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” publicada en el año 1605. Pero el célebre escritor también fue conocido por un pseudónimo que ha perdurado a través de la historia: “el manco de Lepanto”.
Durante la Batalla de Lepanto, Cervantes recibió tres heridas de arcabuz, un arma larga de fuego antecesora del mosquete y muy utilizada en infantería. El plomo de dos disparos le fue a parar al pecho y el tercero le dio de lleno en la mano izquierda.
Tras seis meses en el hospital, las heridas recibidas en el pecho pudieron ser curadas, pero la mano le quedó anquilosada a causa de un nervio que fue seccionado por un trozo de plomo, quedándole inutilizada de por vida. Pero jamás le fue amputada.
Cervantes se había ganado unos cuantos ‘enemigos’ a lo largo de su vida, lo que propició que en ciertos círculos comenzara a ser llamado, como una burla intencionada, con el sobrenombre de ‘el manco de Lepanto’.
Este hecho ha propiciado que, a través de la historia, finalmente hayamos conocido al genial dramaturgo por su nombre acompañado de ese mote. Esto creó la extraña leyenda alrededor de él que contaba que había perdido un brazo cuando le fue cortado por un turco durante la famosa batalla. Motivo por el que podemos encontrar numerosas ilustraciones que representan a Cervantes con la falta de un brazo (como la que acompaña este post).
En la epístola que Cervantes escribió para Mateo Vázquez podemos encontrar alguna referencia a las heridas que sufrió en Lepanto:
(…) A esta dulce sazón yo, triste, estaba
con la una mano de la espada asida,
y sangre de la otra derramaba;
el pecho mío de profunda herida
sentía llagado, y la siniestra mano
estaba por mil partes ya rompida (…)